García en el país favorito de la divina providencia
Capítulo XII. 'Operación urna'
Guillem Martínez 15/08/2017
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San Pe-lanas Taoista
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RESUMEN DE LO PUBLICADO: García tiene un plan. Ojo, no un planete, que García hace meses que, en ese tema, está en el dique seco.
Cuando llegué a Ta Puta Mare Feliç, el restaurant del Señor Chang, que iba a llevarle al chanchulleo fiscal y a la riqueza en el Estado emprendedor e independiente prometido por las autoridades catalanas del ramo en, respectivamente, 2013, 2014, 2015, 2016 y 2017, el paisaje no podía ser más desolador. No había ni un solo cliente, y los ratones campaban a sus anchas. Los ratones, a su vez, estaban tan deprimidos como el local. Habían concluido su 15M y habían fundado, finalmente, un partido con dos sectores, que se estaban pegando de leches sobre un ring de barro. Al fondo, al lado de montañas y montañas de platos sucios, vi al Señor Chang, sentado en el suelo, con la cabeza hundida en sus manos. El ambiente oscuro y depresivo, en todo su conjunto, remitía, en fin, a cualquier fragmento del capítulo "La Honolable Casa del Escudelo" de la gran novela cortesana china El lazalillo de Tol-mes.
-¿Cómo va la vida, Señor Chang?
Como respuesta, sin tan siquiera mirarme, el Señor Chang extendió su mano hacia mí. En ella había un objeto curioso, que jamás había visto antes.
-Galcía, mamón, ¿sabe qué es esto?
-La verdad, ni idea. ¿Cosas de chinos?
-Es un estlopajo. Se supone que usted es mi flegaplatos, y en su honolable puta vida ha visto un estlopajo. ¿Y un Faili?, ¿sabe qué es un bote de Faili?
-Esa me la sé, Señor Chang. ¿Un dragón que vuela armoniosamente por la cúpula celestial?
El Señor Chang suspiró.
-La culpa es mía. No sabe lo que es un estlopajo y le hice flegaplatos. No sabe nada de coach y le hice mi coaching. En su vida ha visto más de 20 eulos juntos, y acepté su plopuesta financiela de venilme a Balcelona, donde atalía los chow-chow con chistolas. Me ha pleguntado cómo me va la vida. ¿Quiele sabel cómo me va? Mile esta honolable piedla.
La miré. Al lado del Señor Chang estaba la piedra, atada a una soga, con la que ayer le vi en el trance de intentar suicidarse en la Barceloneta. Por lo demás, era una sólida pieza calcárea irregular, procedente de la noble industria minero-canterana local.
-Ayel intenté ponel fin a mis días en la playa, como el poble y desglaciado, si bien honolable, maestlo taoista Pe-lanas. Flacasé. Hoy he intentado repetil opelación en Piscinas Picolnell, pero me coblaban una pasta pol entlal con piedla. Era piedla glande, decían, pol lo que contaba como niño mayol de 12 años.
-Estas cosas van como van, Señor Chang. Yo tengo un primo que intentó suicidarse y, de nueve intentos, sólo le funcionó el primero.
-Usted siemple decil choladas. No sé pol qué le hice caso, me lié la manta a la cabeza, y vine a Balcelona.
-Bueno, pelillos a la mar. ¿Sabe lo que es esto? Es un plan infalible para sacarnos a ambos dos de la miseria -dije mientras le enseñaba la hoja que escribí anoche con mi plan infalible.
-Vaya, otlo plan infalible de Galcía.
Definitivamente, el Señor Chang estaba más quemado que un cenicero del Club de Cannabis Louxurious. Si quería sacar adelante mi plan, en el que el señor Chang era pieza fundamental, debía desplegar, aquí y ahora, todos mis amplios conocimientos de coaching. Que, por cierto, estaban por estrenar.
-Mire, Señor Chang. Le doy la razón. No he fregado un solo plato desde que, hace tres años, me contrató. Mis técnicas de coaching son patilleras. En mi defensa, debo decirle que el coaching es primo hermano del marketing, el crecepelo y la pulsera magnética. Pero si algo sé, si hay algo en lo que puedo sentar cátedra, es sobre cómo levantar 20 euros a cualquier ser que respire o tenga pelo.
-Me lo va a decil a mí.
-Y, por todo ello, debe creerme. He encontrado el sistema de levantarle a unos fulanos no 20, ni 30, ni 40 ni 60 euros, sino, exactamente, 900.000, que nos dividiríamos a pachas.
Al escuchar eso, el Señor Chang volvió a su estado natural de emprendedor alertado.
-Le escucho.
Ya contaba con la atención del Señor Chang. E, importante, sin tener que recurrir a mentiras, sino ciñéndome a mi plan científico.
-Señor Chang, ahí va la pregunta cuya respuesta puede hacernos ricos. ¿Sabe lo que es una urna?
-Ojalá no lo supiela. Debe sabel que en mi juventud estuve acampado en honolable Plaza Tiananmen.
-¿Se ve capaz de fabricar 8.000 urnas para ayer?
-¿Se lefiele a la ulna homologada por honolable Comisión de Venecia, de 60x40x40 y boca para papeleta de 20x1 centímetlos, fablicada en metaclilato y ensamblada con juego de tolnillos del 8?
-Coñe, Chang, sí que iban fuertes en Tiannamen.
-En Tiananmen utilizábamos como ulna una caja de galletas de honolable Sultido Cuétala. Lo que sé del diseño de ulnas es pol la plensa plocesista. Todo el día hablando de las ulnas. Ayel, además, en Lo Pit i La Cuixa, honolable revista polno plocesista, apaleció póstel desplegable con ulna. Debo decil que, o bien ela muy sexy, o bien, ahola que lo pienso, estoy leyendo mucha plensa plocesista.
-Bueno, ¿tiene huevos o no tiene huevos? ¿Se atreve?
-Un momento, que lo consulto con mi cuñado.
Justo en ese momento apareció de la despensa otro señor chino. Caminaba, hundido, con una piedra atada al cuello, rumbo a la salida. Y, me temo, a la Barceloneta o a las Piscinas Picornell.
-Homble, y hablando del ley de Loma, mi cuñado.
El Señor Chang y su cuñado estuvieron hablando un rato en animado mandarín clásico, únicamente ensuciado con esporádicas alocuciones en castellano, como "Galcía hijo puta". En un momento dado, sacaron un ábaco y estuvieron haciendo cálculos. Conforme iban moviendo las bolitas del ábaco, se iban poniendo como motos. Al final, lanzaron el ábaco por los aires y se abrazaron dando saltos. Tras recuperar la compostura, el Señor Chang me dirigió la palabra.
-Sí. Podemos fablical las ulnas. Necesitalemos no menos de una semana. El plecio venta público, muy competitivo, selía de unos 20 pepinos por ulna.
-No se corten. Que sean de marca, que las venderemos a 50 pepinos. ¿Pueden avanzar el coste de los materiales?
-Galcía, esta mañana estaba a punto de tilalme en una piscina con pedlolo atado al cuello. ¿Le palece que nado en la abundancia?
-Hagamos entonces un quid pro quo.
El Señor Chang y su cuñado se miraron, perplejos y desorientados.
-Kuitplo-Kuo, en manchú, signfica mamada en lavabo público. ¿Qué nos plopone exactamente? ¿Cuánto nos coblalía?
Le expliqué a Chang y asociado el significado del latinajo. Se trataba de un intercambio equilibrado de favores, pero no necesariamente en un lavabo. Vamos, que yo les rascaría la espalda si ellos me la rascaban a mi. Es decir, que si me daban 20 euros para un taxi, en breve me presentaba en el restaurant con 5.000 euros, cantidad con la que podrían adquirir los materiales para ponerse, propiamente, al tajo. Coló. Como golpe final presenté aquí la última sorpresa de mi plan. Saqué una hoja de papel. Se la di al Señor Chang.
-Pero eso no es todo, Señor Chang. Sin agregación de coste alguno, le aseguro que, antes o después de la entrega de las urnas a nuestros clientes, este local quedará desratizado, higienizado y como los chorros del oro. A fin de cuentas, y como su friegaplatos principal, se lo debo. Sólo tiene que firmarme este documento.
El Señor Chang miró la hoja de papel detenidamente y por largo rato.
-Galcía, esta hoja está en blanco.
-En efecto. Es una pura formalidad. Firme aquí, aquí y aquí.
El Señor Chang, eufórico y con la guardia bajada, firmó. Mi plan iba a todo trapo. Ya tenía un proveedor de urnas, y la firma del Señor Chang en un documento en blanco. Y, además, y por si todo ello fuera poco, era poseedor de 20 euros, que invertí en el estanco más próximo. En el camino al estanco, tal y como estaba previsto, recibí tres llamadas telefónicas de las agencias que, sin duda, me habían estado siguiendo hasta aquí. La primera de la BURRA.
-Bueno, ya no nos llamamos BURRA, como ya sabrá. Hasta mañana a las 12 am nos llamamos Kalia Vanish Oxiaction -me dijo la voz siempre sensual de Meritxell-. Le llamaba por si ha avanzado algo en sus investigaciones. ¿Sabe algo del paradero de Puigdecabanes?
-¿Le parece que comamos en algún tipo de restaurante millonetis y así le pongo al día? Vendré acompañado de mi asistente. Con usted, seremos tres. Por cierto, póngase la liga XXL, que nos ha de traer un fajo de billetes de un palmo.
La segunda llamada fue de Estadella. Es decir, del CNI.
-García, machote, ¿alguna novedad con Dios o con Puigdecabanes?
-Estadella, Dios va a su bola. Pero sí que tengo novedades respecto a Puigdecabanes. Debemos vernos inmediatamente. Hoy mejor que mañana. Bueno, quizás mejor mañana, que hoy voy a comer copiosamente. Si le parece, quedamos en mi despacho mañana. O, mire, mejor pasado. ¿Sabe qué? Le llamo y ya quedamos.
Y, la tercera llamada fue, claro, de la Brigada Catalana.
-¿Ha localizado las urnas, García?
-Estoy en ello. Pero necesito 20.000 euros para mi informante.
-¿Está loco? Le daré 5.000.
-Ahora mismo le paso, vía mensajito, mi cuenta de Pay-Pal y usted procede. No se demore, que los tenemos rodeados.
Ya tenía la pasta para fabricar las urnas. Yupi.
El día de mañana sería, no obstante, duro. Tendría que conseguir una cita, al más alto nivel, con Puigdemont y Junqueras. Deséenme suerte.
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Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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