Novela por entregas
García contra la España zombi (XIII)
En donde por fin aparece Homs
Guillem Martínez 14/08/2016
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Resumen de lo publicado: el Comando García llega a Cadaqués con el tiempo de presenciar cómo dos presidents y media Societat Civil se devoran a sí mismos. Salvan la vida, o prolongan la agonía zombie, que no se sabe, a Puigdemont. Y se van pitando a intentar localizar a Homs. Saben que dirigirá el ensayo general de la mani del 11-S.
-- Rivera, ya le hemos dicho al señor Chang que no voy a trabajar de todas las formas posibles. ¿Se le ocurre alguna nueva?
-- ¿Con flores?
-- Perfecto. Envíele un ramo de anémonas, símbolo de la esperanza.
-- Pertinente, si bien al señor Chang, a estas alturas, más que desesperanzado, lo tiene más quemado que la moto de un hippy.
-- Envíele también, entonces, un ramo de aloe vera. No sé qué haría sin usted, Jeeves, quiero decir, Rivera. ¿Le importaría pagar esa pequeña fortuna a Interflora con su visa?
-- En absoluto. ¿Alguna cosa más?
-- Sí. Envíele un wasap al Capitán Estadella. Hace horas que no sabemos nada y, como diría él, no me gusta nada este silencio. Ah, y pruebe a llamar a Quimetta, a ver si se ha bajado de la burra. En caso afirmativo, me la pasa. En caso contrario, cómase el marrón, que para eso está muerto.
-- Sabia decisión. Y, ahora, ¿puedo volver a la mesa a dar cuenta de mi becada amb llagosta? Estoy babeando más que el perrito de Pavlov.
-- Por supuesto. Disculpe, Rivera. Coma y triunfe.
Hola. Soy García, y esto que les he transcrito es un aparte que tuvimos Rivera y yo mientras el grueso del grupo, al que nos agregamos inmediatamente, estaba en una mesa del afamado Lo Cannes Català, de Cadaqués, en la que el Presi Puigdemont y su ingenio eran el centro de la velada.
-- ...Y la saga Harry Potter me caló tan hondo que, en señal de homenaje, me hice este peinado.
De pronto, Pugidemont dió un pequeño sobresalto, miró al Chapas y dijo:
-- Nene, ponme las esposas y hazme spunky-spunky, que he sido una niña muy mala.
-- ¿Perdón, President?-- dijo el Chapas.
-- Nada, que una tal La Lunares le ha enviado un wasap. La tiene loquita, por lo que veo.
Si era complicado viajar y convivir con un zombi, con dos era ya la pera, me dije. Decidí atajar la reunión y ponernos las pilas. Pedí la factura, que resultó ser un monto considerable. Los dos zombies se había tomado todas las variaciones posibles de becada mezclada con criatura marina. Después de la becada con pez globo, ya les tuvieron que servir una con alquitrán, una compresa y una bolsa de plástico.
Ya en la calzada, cogimos el Túnel Josep Tarradellas y llegamos a Barcelona en un periquete.
-- Chapas, ¿qué día le toca el Matajari-II a los mossos?
-- Los domingos. Aprovechamos para ver el Barça en plano cenital, con lo que se aprecian los matices del juego. ¿Sabéis que Messi se está quedando calvo?
-- Hoy no hay Barça, por lo que lo utilizarán para localizar este Porche Cayenne. Iremos a lo del ensayo del 11S en taxi. Puigdemont, ¿no tendría 20 euros para un taxi?
-- Aquí los tiene.
-- Por cierto, ¿dónde es el ensayo de la mani?
-- No se lo puedo decir. Es secreto de Estado. Sólo le puedo decir el nombre en clave de la ubicación: Camp Nou.
-- Pues vayamos al Camp Nou.
-- ¿Collons, como lo ha adivinado?
Era un chollo negociar con un zombie. Salvo con Rivera cuando se ponía constitucionalista y no quería decirnos el nombre de quién le había mordido. Fuimos al Camp Nou a patita, en mi caso, con un sobrepeso agregado de dos marlboros. Cuando llegamos, no se cabía.
Cientos de miles de voluntarios estaban entrando al Camp Nou por sus diversos accesos, donde eran recibidos por miembros de la organización, que los iban ubicando por sectores. Nos pusimos a la cola. Cuando llegamos al control, los voluntarios de organización reconocieron a Puigdemont. Cayeron de bruces, momento que aproveché para decir que apearan el trato, que Puigdemont había venido de incógnito, y que nosotros éramos una delegación de la UE, que venía a estudiar a ver si daba o no daba la calificación ISO a la mani.
-- El lema de la mani del año que viene iba a ser "Volem una qualificació ISO per a la mani". Estamos quemando etapas a toda castaña. Un momento, pero ese, ¿no es Rivera?
-- ¿Qué le sorprende? Esto es un movimiento horizontal.
Compraron. Nos condujeron hasta la tribuna, en la que estaba, por fin, Francesc Homs. Y, a su vera, Jordi Sánchez, presi de la ANC. Ambos dos, dos zombies como un campanario, se levantaron en deferencia a su president zombie, que tomó asiento junto a ellos. Homs le gruñió.
-- ¿Qué dice?-- pregunté a Puigdemont.
-- ¡Cony, si hablo zombie! ¡Le entiendo todo!
-- Sí. Ya. ¿Pero qué dice?
-- Ha dicho que "Qué, ¿les decimos que lo de la independencia se nos ocurrió para tirar millas cuando empezamos con los recortes, o callamos otro año?". Luego, ha agregado: "ja, ja, ja". Debo decirle que, como risa zombie, es muy contagiosa. Homs es, quién lo iba a decir, un zombie cachondo.
-- Pregúntele por qué no se está comiendo a sí mismo.
Puigdemont gruñó a Homs. Y Homs a Puigdemont.
-- Que dice que su tatarabuelo era murciano. Respecto a Sánchez, "ni te digo", Homs dixit.
-- Jodo, cuanto murciano. Aquí hay más murcianos que los habidos en toda la historia de Murcia.
Por megafonía, organización pidió a los voluntarios que ocuparan sus puestos asignados. Empezó a sonar el off musical Platano-Balóo, tan pegadizo, y empezaron a desfilar delante nuestro.
En primer lugar, en lo que sin duda era una venganza -postuma- de Mas, iba Oriol Junqueras y el Consell Nacional de ERC --fue un alivio ver que no eran zombies aún--, vestidos de pubilla catalana, y llevando la pancarta con el slogan de la mani. Después venían las CUP, vestidas con utillaje de majorettes que había sido objeto de una seria reflexión sobre el problema de género. Tras ese grupo, representantes de todas las comarcas catalanas, pertrechadas, ahora sí, de lagarteranas. Cerraban la marcha unas docenas de niños y niñas --The Lagarteranettes--, simbolizando el futuro. Tras tres vueltas al estadio, un niño y una niña de entre ellos subieron hasta la tribuna con un ramo de flores. Para evocar la vocación internacional del acto, recitaron un poema en japonés. En ese punto Homs, que en el ensayo cumplía el rol de la autoridad, cogió a ambos niños. Los aupó y, cuando parecía que les iba a dar un beso, hizo el amago de darles un muerdo. Momento en el que yo, cual rayo, aproveché para extraer el teléfono del Chapas, que estaba insertado en Puigdemont, e insertarlo en pleno Homs. Con suma rapidez también, mangué el móvil a uno de los niños-rapsodas, y se lo volví a insertar a Puigdemont, antes de que se pusiera flamenco. Homs, como siempre pasa en este trance con los zombies, permaneció unos segundos perplejo. Hasta que recuperó el habla. Solemne, frente al micro por el que habían hablado los niños-rapsodas, dijo, con acento de Vic:
-- Nene, que me tienes más caliente que el asfalto en Écija.
A lo que agregó: "Quí és el Chapas? Tinc un wasap per a ell?".
Habíamos salvado Catalunya de la epidemia zombie. O, al menos, eso creíamos en aquel instante. Le dije al Chapas y a el Pilila que se hicieran cargo de los zombies, y que quedábamos dentro de una hora en el Drugstore de Paseo de Gracia. Me dijeron que OK, pero que no encontraban ni a Sánchez ni a Rivera, que igual estaban departiendo de Murcia en cualquier rincón del estadio. Les dije que ya me encargaba yo de ellos, pero que se piraran mientras yo cerraba el acto. Por el micro, invité a la concurrencia a cantar "El Señor hizo en mí maravillas". Y luego di por terminado el acto, ante las quejas de Junqueras, que había preparado, con una selección de los mejores nadadores de su Consell Nacional, una coreografía Esther Williams en una piscina de plástico ya dispuesta en el medio campo.
Mientras se vaciaba el estadio, busqué a Sánchez y a Rivera. En la subtribuna me encontré a Rivera. Y al pie de Sánchez, que sobresalía por la boca de Rivera.
-- Lo siento. Durante el ensayo me dió por escribir una carta a los socialistas para El País, y escribir me da hambre.
-- Dígamelo a mí. A Sánchez no le volveremos a ver, ¿no?
-- No. Está contribuyendo a la gobernabilidad del otro campo. Ah, por cierto, el Capitán Estadella le envió un wasap. Fue durante la psicalepsia de Junqueras, y no quise interrumpirle.
-- ¿Qué se cuenta Estadella?
-- Que los 80 intelectuales eran, en efecto, zombies. Que les ha puesto un móvil, y que se los ha llevado a su casa.
-- ¿Estadella se ha llevado 80 zombies a su casa?
-- ¿Puedo tutearle?
-- Claro.
-- A tu casa, García.
Definitivamente, esto era el fin con Quimetta.
Continuará...
Resumen de lo publicado: el Comando García llega a Cadaqués con el tiempo de presenciar cómo dos presidents y media Societat Civil se devoran a sí mismos. Salvan la vida, o prolongan la agonía zombie, que no se sabe, a Puigdemont. Y se van pitando a intentar localizar a Homs. Saben que...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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