Novela por entregas
García contra la España zombi (XIV)
En el que zombis y humanos intercambian experiencias, no tan lejanas
Guillem Martínez 15/08/2016
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Resumen de lo publicado: in extremis, como ocurre en el folletín o/y en la política peninsular, García y sus muchachos localizan a Homs e impiden la expansión del virus zombie en Catalunya. La zombiedad queda reducida y localizada, a Madrid, su epicentro. O eso creen.
Cuando llegué al drugstore con Rivera, ya estaban en una mesa de la terraza el Pilila, el Chapas, Puigdemont y Homs. Nos pedimos un calippo, tres frigodedos y dos frigopenes. Muy buenos. Mientras los ingeríamos, recuperamos la paz espiritual y nació una conversación espontánea entre zombies y humanos.
-- Bueno, Homs, ¿y a usted quién le pegó el muerdo? ¿Sánchez?
-- Uy, no. A mi un socialista no se me acerca tanto sin que le saque el spray de pimienta.
Homs hizo aquí una pausa zombie-dramática. Lo que dijo a continuación nos heló la sangre. A los que la conservábamos a 37 grados, quiero decir:
-- Fue Rajoy.
-- ¿No lo vio venir?
-- Era mi segunda legislatura en Madrid. Y la primera duró lo que el Rosario from the Aurora. Pensé que ese comportamiento era un localismo madrileño, como tantas otras rarezas que viví en esos meses. ¿Saben que un señor acaudalado y excéntrico me vendió la puerta de Alcalá por medio millón de euros? Un chollo. Están locos.
-- ¿Cómo fue la cosa?
-- Era un tonto, se me acercó diciendo "chi me da un euro le doy una estampita" y una cosa llevo a otra y...
-- No, lo del muerdo de Rajoy.
-- Pues nada, estábamos negociando lo de la Mesa del Congreso, se me acercó, y ñaca. Después, no sé lo que me pasó, pero escuchaba una vocecita interior que me decía, Homs, vota al PP.
-- Entonces, ¿Rajoy es el zombie alfa-omega? ¿Fue Rajoy quién le mordió a usted, Rivera?
-- Ah, se siente.
-- No me toque los huevos, Rivera. La situación es grave y usted se niega a decirnos quién inició todo esto. ¿Quiere que toda la población acabe zombie?
-- La pregunta no es esa, García. La pregunta sería: ¿es constitucional que toda la población sea zombie? Y yo creo que lo es por un tubo. Si la Constitución Española, esa joya que ha garantizado el mayor periodo de prosperidad en España, ha muerto, lo lógico y lo patriota sería morir con ella. ¿Y qué es un zombie, sino un muerto constitucionalista? Además, una España Zombie, una Monarquía Parlamentaria Zombie, en la que todos fuéramos zombies, no sólo garantizaría la igualdad entre territorios, sino que solucionaría el problema de España, del que en su día hablaron Ortega y Lola Flores. Que no es otro que su disparidad. Y no hay nada menos dispar que 47 millones de zombies. Por otra parte, prefiero antes una España zombie que rota.
-- No me joda, Rivera.
-- Pero si no íbamos a romper nada, Rivera --hablaba Puigdemont--. Lo de la independencia era como lo tuyo con las diputaciones, o la milonga de no pactar con corruptos. Si has pactado hasta con Capone, hombre. Díselo, Homs.
-- Te lo he dicho mil veces, Rivera. Lo de ponernos indepes era una colgada para que no nos colgaran dels collons mientras chapábamos el chiringo del Bienestar. Cerramos un Pacto Fiscal, o cualquier otra cosa, yo qué sé, en la última reuni con Rajoy eran ya cinco entradas a Euro-Disney, y el Partit Demòcrata Català, copado por su sentido de la responsabilidad, seguirá colaborando en la gobernabilidad del Estado. En este caso, zombie.
-- No pero, ahora que lo dice, Rivera --Puigdemont tomó la palabra-- sí que mola eso de ser zombie. Desde que me mordió el capullo de Homs, no sé, me siento como más cohesionado. Me veo, no sé, partícipe de un proyecto. Imperial.
-- Desde que Zapatero inició los recortes, y Mas y Rajoy los remataron, este país necesitaba algo chachi y, si me fuerzan, piruli --Homs hablaba--, que lo cohesionara. Una vez agotado el Régimen del 78, un Régimen Zombie puede ser hasta sexy.
Rivera, Puigdemont y Homs intercambiaron una sonrisa y, luego, suspiraron los tres a la vez.
-- Bueno, zombies. Lamento cortarles. Pero son las tantas y, no tenemos dónde dormir. ¿Alguna idea?
Puigdemont propuso ir al Palau de la Generalitat. Tenía las llaves y, como que todos se habrían auto-ingerido, no habría nadie. Le pedí 20 euros para un taxi. Fuimos a pie, dos marlboros, etc. El Chapas y el Pilila decidieron venir con nosotros, a tomar la última copa, a pesar de disponer de vivienda en Barcelona. La del Chapas, muy acogedora, según se desprendía del último wasap que recitó Homs en ese momento:
-- Nene, en esta casa se folla a la 1 am. Estés o no estés.
En el Palau, pusimos a cargar a los zombies. Pedimos por teléfono al Servei de Protecció Civil spritzs como para aburrir y nos subimos a la terraza.
-- ¿Qué piensas hacer?-- me preguntó el Pilila.
-- Mañana cojo y me voy a Madrid, a neutralizar a Rajoy.
-- ¿Qué harás con los tres zombies que tienes cargándose?
-- Me los llevare. Donde comen 80, comen 83.
Lo que me llevó a evocar a Quimetta. Copado por la tristeza abrí mi corazón a mis dos amigos de juventud.
-- ¿Sabéis qué? Mi vida es una mierda. Me mordió un zombie y me queda menos de un mes de vida. Por otra parte mi novia me habrá enviado al guano a estas alturas.
-- Ptssss --chistó el Chapas--. A todos nos queda un mes de vida desde el último sueldo. Y lo de la novia, nunca sabes, cuando te despides de ellas por la mañana, si existirán al atardecer.
-- No lo dirás por tí. Tienes loquita a esa tía de los wasaps.
-- No es una tía. Es el Sargento Turró y, esos wasaps, un caso de acoso de catálogo.
Suspiramos también. Meditamos en silencio sobre nuestras propias vidas. Éramos zombies. De otra forma distinta a los zombies. Pero zombies. Personas que no podían decidir su destino. Pensamos, durante unos instantes, en nuestros sueños de juventud.
-- Claato Barada Nikto --dije.
-- Claato Barada Nikto.
-- Claato Barada Nikto.
Mañana partiría a Madrid. Era el único ser humano que, en las puertas de la muerte, sólo pensaba en ver a Rajoy. Después, mi vista se distrajo mirando un punto en el vacío. Luego, enfoqué la visión. Dentro del edifico de enfrente, el Ajuntament, me pareció ver a través de una ventana como alguien estaba comiéndose a otra persona. Fue sólo un instante. Lo justo para empezar a sospechar que la epidemia zombie empezaba a desmadrarse, y que si esto pasaba aquí, imagínate en Barcelona.
Continuará... Pero no mañana, que hay descanso semanal del personal. Nos vemos el miércoles.
Resumen de lo publicado: in extremis, como ocurre en el folletín o/y en la política peninsular, García y sus muchachos localizan a Homs e impiden la expansión del virus zombie en Catalunya. La zombiedad queda reducida y localizada, a Madrid, su epicentro. O eso creen.
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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